En guerrero se empezó a cultivar el café durante la última década del siglo XIX. En la costa grande las primeras plantas fueron introducidas por Claudio Blanco, en la finca el gambito hoy el porvenir, pero sin embargo, fue hasta 1890 que la finca el estudio inició la explotación comercial del grano.

El cultivo se extendió rápidamente por la sierra de Atoyac, aunque en realidad la producción se mantuvo durante un buen tiempo bajo el control de hacendados y terratenientes y los campesinos solo participaban como jornaleros en las labores de recolección y el cuidado de las parcelas. Esto sucedió por lo menos hasta 1940 cuando fue entregada a los campesinos la unidad agraria de la zona cafetalera de Atoyac por el presidente Lázaro Cárdenas.

A finales de los años cincuenta se edificaron los primeros beneficios húmedos de la región, se construyeron pistas de aterrizaje para sacar el café en avionetas y se impulsó el establecimiento de nuevos cafetales.

En 1970 llegó el instituto mexicano del café (Inmecafé) y en cinco años se constituyó en el principal comprador de café de la región, rompió con el monopolio comercial y contribuyó a ampliar las opciones de los pequeños y medianos cafeticultores.

El estado de guerrero ocupa el quinto lugar nacional en producción de café según se muestra en la tabla que aparece a continuación en la que se presentan datos de producción del ciclo 1992/ 1993.